Lagartas

Cosacos

     Defender a Plácido Domingo porque no están probados sus galanteos y seducciones (sus “acosos”, en neolengua) es tanto como decir: “Ah, pero si estuvieran probados…”. Defender a Plácido Domingo con tal razonamiento—el mayoritario— es tanto como bendecir las ideas que mueven a las lagartas y lagartos.

   Las malas pécoras se han abalanzado sobre el gran Plácido. Mal folladas y fracasadas, han hecho lo que siempre hacen los enanos: tratar de escupir a los grandes. Pero sus escupitajos son pequeñitos y la presa vuela muy alto: sobre ellas mismas están recayendo ya los esputos lanzados.

Sobre ella misma, quiero decir, pues una sola lagarta (suponiendo que las otras ocho existan) es la que ha dado su nombre y apellido: el de la individua que… hace treinta años tuvo el honor de ser cortejada (“acosada”, dice la neolengua orwelliana) por el gran cantante (no se preocupe, Maestro, un error lo…

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